Cuando hablamos de estigma en salud mental nos referimos a la atribución de cualidades negativas y despectivas hacia el colectivo de personas que tienen un problema de salud mental, que pasan a ser vistas, pensadas y tratadas a través de un prisma construido a base de prejuicios y falta de información.

Esta imagen estereotipada comporta una discriminación sistemática,  que constituye una de las principales barreras para la recuperación, el bienestar y la consecución de una vida plena de estas personas. Algunas de las principales consecuencias de este estigma son el aislamiento social, la exclusión de las actividades y relaciones cotidianas, dificultades para conseguir o mantener un trabajo, la postergación de la demanda de ayuda o incluso la asimilación de los estereotipos y prejuicios sociales como propios en un proceso de autoestigma.