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David Pere Martínez Oró. Psicólogo e investigador social, experto en adicciones

«Es un error criminalizar las apuestas online como hicimos con las drogas»

Marta Aragó
Marta Aragó Vendrell
Periodista. Coordinadora de contenido
SOM Salud Mental 360
David Pere Martínez Oró

¿Se ha observado un cambio entre los jóvenes que nos indique que hay menos adicciones relacionadas con el consumo de sustancias y más adicciones relacionadas con las tecnologías?

«No, ni mucho menos. Existen diferentes miradas que siempre ponen énfasis en la cuestión de la adicción y de los problemas. Y por eso, a tenor del aumento de las apuestas online, ha habido voces moralmente conmovidas, especialmente en los medios de comunicación, que transmiten este discurso, porque hablar de adicciones, especialmente si son sórdidas y dantescas, da mucho rédito y genera mucho clickbait. Lo hemos visto con el caso del fentanilo en los últimos años, por ejemplo. Pero no, no tenemos ningún indicador que nos permita afirmar que se han desplazado las adicciones de los consumos de drogas hacia el mundo digital. Es verdad que el número de consumidores de droga más experimentales, recreativos, está descendiendo, pero el porcentaje de personas que tienen problemas con las drogas sigue siendo el mismo. Otra cosa es hablar de cómo ha evolucionado y ha cambiado la manera en la que la gente, sobre todo la gente joven, interactúa y se relaciona, y está claro que en el tiempo de ocio el consumo digital ha aumentado de una manera notable». 

En este consumo de ocio online, las apuestas, y entre ellas las deportivas, han entrado con fuerza entre los más jóvenes. ¿Podemos comparar este fenómeno al de las drogas? 

«No, este es un gran error. Estoy viendo que se están reproduciendo los mismos errores a la hora de encarar el fenómeno que los que se cometieron en los años 80 con la problemática de la droga. Se trata de dos fenómenos totalmente independientes, con un único hilo conductor, que es que en los dos casos se puede generar una adicción, pero esto representa un porcentaje muy bajo de la población. Sea lo que sea esto de la adicción, porque bien sabemos que hay toda una discusión epistemológica que subyace sobre la noción de adicción y cuál es su etología, tanto en las adicciones de orden químico como en las de orden más comportamental. Hay que tener presente en todo momento que la noción de adicción aplica a muy poca gente; de todo el conjunto de la población que se relaciona con las drogas, y estoy incluyendo el café, el tabaco y el alcohol, solo un pequeño porcentaje llega a la adicción; y con las pantallas pasa lo mismo. 

Se están reproduciendo los mismos errores a la hora de encarar el fenómeno de las apuestas online que los que se cometieron en los años 80 con la problemática de la droga

Además, hay un proceso de banalización de los usos, que hace que en ciertos contextos en los que una persona se relaciona con las pantallas se le puede colgar con éxito la etiqueta de adicto, mientras que en otros contextos no. La adicción no deja de ser una etiqueta y cuando la gente tiene esta etiqueta, es muy probable que acabe comportándose tal como se espera por tener esa etiqueta».

¿Cuáles son los errores que cometimos ante la problemática de las drogas hace más de treinta años y que ahora estamos reproduciendo?

«Cuando hablo de caer en los mismos errores hablo de caer en la estigmatización, en la criminalización y en un abordaje solamente individual, que ve la problemática de esa persona desde el cerrojo de la puerta, cuando hay un contexto que cataliza, que facilita que hayan aparecido esas conductas que podríamos llamar desadaptativas, que le generan problemáticas en su vida cotidiana. Una mirada no tan biomédica, menos psiquiatrizante y más social y comunitaria podría darnos mejores resultados, como hemos visto con las drogas. Cuando se abordó el fenómeno desde una mirada comunitaria, con una mirada integral del sujeto en su contexto, empezamos a tener mejores resultados. Y, sobre todo, no trabajar en una dicotomía maniquea de «adicción» o «no adicción». Puede haber otros estadios intermedios, porque creo que lo importante es que las personas que se relacionan con las sustancias o con las pantallas no les produzcan daños y puedan tener una vida plena, satisfactoria y se puedan relacionar con éxito, que no sean un satélite de esa práctica de riesgo común que puedan ser las drogas o las pantallas.  El discurso de la criminalización, la alarma y la enfermedad lo que hace es inmovilizarnos para hacer una prevención efectiva o una intervención para minimizar los riesgos». 

Una mirada no tan biomédica, menos psiquiatrizante y más social y comunitaria podría darnos mejores resultados, como hemos visto con las drogas.

Detrás de los juegos de apuestas deportivas hay una industria que mueve mucho dinero ¿Esto no puede ser un obstáculo a la hora de abordar la problemática que pueden generar?

«La organización de nuestras sociedades está marcada por la industria. De entrada, la industria tecnológica sería tan responsable como la industria del juego, porque sin ella no hay juego digital, y las apuestas y los juegos de azar no hubieran hecho el boom que hicieron a partir del año 2014, y, especialmente, a partir del 2018. Claro, vivimos en un orden capitalista en el cual todo el mundo intenta sobrevivir y hacer dinero, porque el dinero es el marcador del estatus social para mucha gente. Vivimos en cierta medida en una plutocracia, y hemos visto cómo las grandes transnacionales tienen casi más poder que los Estados, y, además, no tienen ciudadanos a quien cuidar ni dar cobijo en caso de desamparo, ni territorios que vigilar, pero tienen mucho poder. En el caso de los juegos, no deja de ser otra industria más.  

Pero yo siempre digo lo mismo: en la cuestión del juego, tenemos detrás una industria legal. Podemos ir a hablar con ellos, están allí, no como en la industria de las drogas, que es una industria criminal que solventa sus problemas con la violencia, con armas y con muertes. En cambio, la industria del juego son señores trajeados, que es importante mantener en la más estricta legalidad y tenerlos de nuestro lado. Sí, la industria del juego tiene entre manos algo que puede generar adicción, pero también la industria del alcohol, y la industria del automóvil genera muchos más muertos que la industria del juego. En un estado social democrático de derecho, todas estas industrias tienen el mismo derecho a participar». 

Juegos de apuestas online

Los juegos de apuestas online en adolescentes y jóvenes

Hablas de trabajar junto a la industria del juego de apuestas en vez de criminalizarla. ¿Qué opinas de aquellas voces que proponen medidas de ilegalización? 

«No nos debe dar miedo la industria, todo lo contrario, la tenemos que ganar como aliada para que trabaje para evitar los daños más sensatos. Como profesionales y a nivel preventivo podemos llevar a cabo muchas estrategias de prevención, porque, además, los tenemos bien identificados, sabemos cómo operan, sabemos lo que ganan… Negar la mayor y decir hay que ilegalizar el juego es un craso error, porque tenemos evidencias históricas que nos dicen que nunca ha habido más niños jugando y más tropelías asociadas al juego que cuando el juego fue ilegal. El juego ilegal nos traería muchos más problemas.

Ahora puedes estar apostando todo el día: en la liga de balonmano de segunda división de Australia, o en Birmania, en deportes que no sabes ni lo que son.

Y luego hay una cara B que también debemos tener en cuenta, y es que esta industria genera al Estado español más de 90.000 millones de euros al año. Es decir, hay un argumento económico que quizás nosotros consideramos más secundario, pero que es la realidad. Por poner un ejemplo, la Lotería Nacional es la que mantiene el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), sobre todo la de Navidad, que ingresa 10.000 millones de euros al año. No podemos perder de vista que el escenario es el que es y que debemos trabajar de manera preventiva». 

¿Y cómo hacemos prevención, conociendo como dices que conocemos el escenario?

«Debemos hacer una prevención de calidad, que justo ahora, después de treinta años, estamos empezando a hacer en el tema de la droga, pero que con el juego todavía no. Lo que pasa es que venimos de una tradición de lo que yo llamo la prevención basada en información: conocer las presentaciones, las vías, las consecuencias… Pero esto no es prevención, esto es información, que es necesaria, pero no suficiente para movilizar el cambio del yo. Los que somos psicólogos conocemos muy bien todas las teorías de la modificación de la conducta, que son muy complejas. ¿Cómo podemos pretender que un taller o una charla sobre drogas o sobre juego movilice el cambio en los chicos y chicas? 

¿Cómo podemos pretender que un taller o una charla sobre drogas o sobre juego movilice el cambio en los chicos y chicas?

La prevención de calidad implica tiempo, no vas a modificar conductas con charlas, flyers, carteles y talleres. Además, se debe certificar que lo que se hace es realmente preventivo, y solo se puede saber a través de sistemas de evaluación, que no se están llevando a cabo. Por ejemplo, en el juego, se tendría que diseñar un programa con una serie de actividades que refuercen las prácticas de abstinencia, que en el contexto escolar tendría que constar de unas veinte sesiones o estar integrado directamente en el currículum escolar. Pero estamos muy lejos de este escenario. Creo que debemos reconvertir la prevención, como ya se está haciendo en muchos países de Europa, y como está empezando a hacer la Generalitat de Catalunya, impulsando acciones de prevención más efectivas». 

¿Por qué nos gusta tanto jugar y apostar?

«Pues hay una respuesta antropológica muy interesante. Johan Huizinga, un filósofo y antropólogo holandés del primer tercio del siglo veinte, hace todo un estudio del juego como práctica cultural, y dice que el juego es inherentemente parte de la condición humana. Los humanos desde la noche de los tiempos hemos tenido que aprender a sobrevivir en un contexto hostil para alimentarnos, buscar cobijo, reproducirnos y continuar sobreviviendo como especie, pero en esta lucha por la supervivencia, el juego se revela capital, es parte de la cultura intrínseca de la condición humana. Y es tan humano la lucha por la supervivencia y poder vivir como el jugar. Y en el caso de los juegos de azar, se trata de tentar a la suerte, tentar al riesgo solo con unas monedas; asumes un riesgo, pero muy banal, porque tienes un colchón, pierdes el dinero y ya está. El problema es cuando la gente gasta más dinero del que se puede gastar, y lo que era un colchón se convierte en una telaraña. Para los humanos también es intrínseco a ellos asumir el riesgo: vivir es un riesgo». 

Álex jugando

Álex

Chico con experiencia en adicción a las apuestas en línea

En el caso de las apuestas deportivas, ¿qué ha cambiado desde que hacíamos la Quiniela en casa como algo lúdico e incluso colectivo? ¿Cuál es la dimensión de este fenómeno?

«Las apuestas deportivas existen desde la antigua Mesopotamia y son intrínsecas a la práctica de muchos deportes. La Quiniela fue la primera apuesta que superó una de las dimensiones de las clásicas apuestas, que es la cuestión del cronotopo, es decir, del tiempo y del espacio. Antes de la quiniela, para apostar tenías que ir a un lugar determinado, un día y una hora determinada, si no, no tenías oportunidad de apostar. La Quiniela fue la primera apuesta que no requería desplazarte al lugar, aunque solo podías apostar una vez a la semana. Claro, ahora con la tecnología tenemos un casino en el teléfono, bueno, más bien 30.000 casinos. Y ahora puedes estar apostando todo el día: en la liga de balonmano de segunda división de Australia o en Birmania, en deportes que no sabes ni lo que son. Y alucinaríamos con los millones de deportes que se están ofertando. La revolución tecnológica ha posibilitado que cualquier día y en cualquier momento, las personas, sin salir de casa, sin asearse, sin necesidad de interaccionar con nadie, pueden estar apostando. No es el hecho de la apuesta, sino la oportunidad, que antes era muy limitada y ahora ya no. Este es el gran reto que nos genera el tema de las apuestas. 

El escenario es este, pero no debemos alarmarnos, porque la alarma da respuestas a veces muy irracionales».

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 16 de Enero de 2025
Última modificación: 17 de Enero de 2025

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La trayectoria de David Pere Martínez Oró le avala como una de las voces más expertas en el campo de las adicciones. Investigador, ensayista y divulgador, no solo imparte conferencias y formaciones para entidades, sociedades científicas y universidades, sino que también es asesor en políticas públicas para la implementación de planes de acción y prevención. 

En el ámbito de las drogas, ha publicado quince libros, pero en uno de sus últimos ensayos, Ludomorfina (Icaria), se acerca al fenómeno de las apuestas deportivas en la sociedad digital y su impacto en los jóvenes españoles. Su trabajo de investigación lo ha llevado a descubrir un submundo con grandes damnificados, a través de un negocio legal, que mueve mucho dinero (según la Dirección General de Ordenación del Juego, en 2022 generó un volumen de negocio de 3.300 millones de euros), y en el que hay figuras como los tipsters (pronosticadores profesionales), que hacen creer a los jóvenes que pueden convertirse en profesionales de las apuestas.

Pero este ensayo crítico va mucho más allá de explicar la parte más oscura de este fenómeno, y analiza las apuestas deportivas con toda su complejidad, alejado de las voces alarmistas que solo hablan de adicciones, ludopatía y problemática social. En este sentido, Martínez Oró advierte que «estamos reproduciendo el mismo error que con las drogas hace treinta años, con un discurso que habla de enfermedad y criminalización, que dificulta poder hacer una prevención efectiva».